Cada vez es mayor el número de jóvenes que reconoce buscar algún tipo de relación sexual que le proporcione el máximo placer al mismo tiempo que les haga sentir un subidón de adrenalina. Esto lo consiguen cuando realizan el acto con un componente de riesgo extra, obviando las prevenciones sanitarias e incluso el sentido común.
Por ese conjunto de motivos, los profesionales en la especialidad de sexología tratan de avisar de los peligros que comporta ciertas prácticas sexuales de riesgo. Lo más preocupante, advierten, es que el número de jóvenes está aumentando preocupantemente, compartiendo después sus experiencias mediante las distintas redes sociales y dándose, incluso, consejos sobre cómo hacer que las relaciones sean mucho más intensas y emocionantes.
Sexo esporádico en sitios públicos
Una de las prácticas de riesgo más habituales es el tener un contacto sexual con personas desconocidas con las que se ha quedado a través de algún chat de sexo, y sin tomar ningún tipo de precaución que les pueda prevenir de contraer algún embarazo no deseado o enfermedad de transmisión sexual. Esto tipo de encuentras puede llevarse a cabo en lugares públicos, incitados por el morbo que da el poder ser pillados o simplemente sentirse observados por terceras personas.
Existen dos formas de referirse a este tipo de encuentros esporádicos:
Cruising: que es como se lo conoce cuando se realiza entre homosexuales o personas del mismo sexo, ya que puede ser que alguno de los dos individuos sea un heterosexual con ganas de experimentar. A las personas con esta conducta sexual se las conoce como heteroflexibles.
Dogging: cuando esos encuentros furtivos, en lugares públicos, se realiza únicamente por heterosexuales de ambos sexos. Recibe su nombre debido a que son muchos quienes aprovechan que han salido de casa a pasear al perro para acercarse a un punto de encuentro y tener una relación sexual esporádica con un desconocido.
Prácticas sexuales en locales con desconocidos
En el caso de que la práctica sexual con desconocidos es llevada a cabo en algún local adaptado para ese tipo de encuentros, podemos encontrarnos que en muchos de ellos existe una sala en la que se practica el “Agujero de la gloria”. Esta práctica consiste en, como su nombre indica, un orificio a la altura de la entrepierna realizado en una pared y que divide la habitación.
En una de las habitaciones contiguas, un hombre introduce el miembro a través del orificio, y la otra persona hace con ese miembro lo que le apetece: introducírselo, una felación, masturbarlo, acariciarlo, golpearlo, pellizcarlo, morderlo…
Es cierto, que en muchos de esos locales existen ciertas normas que exigen que se realice esa y otras prácticas utilizando preservativo, pero por desgracia muchas son las personas que hacen caso omiso a la advertencia y prefieren hacerlo sin ningún tipo de protección llevados por la excitación que provoca el riesgo y para obtener mayor placer.
Realizar el acto sin avisar que no se está tomando precaución
Otra de las prácticas que esta también muy de moda entre los jóvenes es el stealthing, término anglosajón cuya traducción literal es hacer algo disimuladamente, en secreto. Se utiliza para referirse a aquellos hombres que, durante las relaciones sexuales, deciden quitarse el preservativo sin que sea consciente de ello su pareja sexual, eyaculando en el interior de esta.
Existen varios grupos en redes sociales y foros cuya principal función es publicar información referente a las veces que cada participante ha realizado el stealthing, jactándose de ello y dándose diferentes consejos entre ellos para realizarlo.
Esta práctica, además de considerarse una práctica sexual de alto riesgo, está considerada como un abuso sexual denominada profesionalmente como “coacción reproductiva”. Varias víctimas que han sufrido esta coacción reproductiva han necesitado terapia psicológica al verse sometidas a una violación de su libertad sexual sin su consentimiento.